Me mira a los ojos y su mano derecha recorre mi mejilla, la
desliza por mi cuello y me lleva directo hacia sus labios y me besa, el sabor
de sus labios, el jugueteo de su lengua, el calor de su ser, sus dientes
mordiendo mi labio inferior... tremendo canibalismo.
Al estar recostados sobre la cama, jamás me sentí tan cómoda, con esa sensación de protección, mi cabeza
se hunde en su pecho y sus brazos me envuelven por completo.
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